PERÚ SUR



CUSCO

Desde Copacabana, Bolivia, nos dirigimos hacia Cusco, nuestra primera ciudad peruana. El trayecto tarda unas 12 horas y llegamos a la terminal terrestre de Cusco a las 5 de la mañana.
Cusco es una ciudad situada a 3300m de altura, mezcla de la tradición y la vida moderna. Es una de las ciudades coloniales mejor  conservadas de América, con multitud de iglesias, casas coloniales y calles adoquinadas. Fue la capital de imperio inca, llamada Qosq’o. Hoy en día es  la capital arqueológica de las Américas y vive totalmente del turismo.
En el 1950 hubo un gran terremoto que arrasó todas las construcciones modernas, pero gracias a la calidad de la arquitectura la mayoría de los monumentos históricos quedaron intactos.
El descubrimiento de Machu Picchu en 1911 fue el mayor acontecimiento de la ciudad después de la llegada de los españoles.

Nosotros nos alojamos en el centro histórico de la ciudad, cerca de la plaza San Francisco y del mercado de San Pedro, donde pudimos probar diferentes platos típicos como el ceviche, el chicharrón de pescado y el lomo saltado. El hostal se llamaba Tierra Joven y nos sentimos como en casa por unos días, justo pasamos un par días enfermos y nos cuidaron mucho, es un lugar totalmente familiar y situado en una antigua casa colonial perfectamente conservada. Todas las habitaciones e instalaciones estaban impecables, con desayuno, servicio de lavandería y todo lo que pudieras necesitar. Compartimos mañanas de café y charlas con los dueños, Alex y su madre, quien nos dio consejos basados en su experiencia para una vida feliz y en armonía.
 
Desde la ciudad de Cusco se pueden hacer numerosas excursiones como al Valle Sagrado y diferentes caminatas de varios días para disfrutar de ruinas más aisladas.


Machu Picchu

 

Estos días nos sirvieron para preparar nuestro viaje a Machu Picchu, hay varias formas de llegar al pueblo más cercano al yacimiento. La más fácil es en tren directamente desde Cusco, pero también es la más cara, solo el pasaje te cuesta como mínimo unos 180 US$, otra opción es un tren desde Ollaytaytambo, que cuesta unos 100US$. Hay otra ruta alternativa al tren directo, por carretera. Hay que ir desde Cusco a un pueblo llamado Santa Teresa y desde allí a Hidroeléctrica, a una media hora del pueblo. Ese trayecto lleva unas 6 horas si lo haces en una sola combi, sin hacer escalas. Muchas agencias te ofrecen ese trayecto ida y vuelta por entre 60 y 80 soles. El camino no es apto para gente con vértigo, la carretera recorre montañas que llegan a los 5000m y pasa por precipicios espeluznantes por dónde apenas pasa un coche. El miedo y el mareo se apoderan de la mayoría de los pasajeros, pero la belleza natural del camino hace que valga la pena.  Una vez en hidroeléctrica tienes dos opciones para llegar a Aguas Calientes, en tren, por unos 76 soles por trayecto o caminando los 13 quilómetros por la vía del tren, que lleva unas 2 horas y media.


Nosotros nos decidimos por el camino en carretera hasta Hidro y caminar hasta Aguas Calientes. La entrada a Machu Picchu cuesta 128 soles.  Contratamos en una agencia de Cusco el trayecto en bus, dos noches de hotel en Aguas Calientes, la entrada con guía y comidas por 3oo soles cada uno.

Machu Picchu fue construida por la civilización Inca hacia el año 1.300 aunque no se sabe con exactitud, no se ha encontrado ningún testimonio escrito que explique con qué fin fue construida, pero se cree que fue un centro espiritual y ceremonial donde vivían los sacerdotes. Hay varios templos como el templo del sol y del cóndor, la ciudadela está dividida en sectores  como por ejemplo donde vivían, donde cultivaban y los sitios sagrados. Al no ser descubierta por los colonizadores Españoles y estar oculta durante cientos de años, hoy se conserva intacta.
Una vez en Aguas Calientes hay que subir hasta el complejo, se puede subir en bus o andando, nosotros decidimos subir en bus por unos 36 soles y bajar caminando. Machu Picchu es para muchos el punto álgido del viaje por Sudamérica, sin duda para nosotros también. Disfrutamos de un día esplendido,  vimos salir el sol desde las ruinas y como se iluminaba poco a poco todo el recinto, tuvimos la suerte  un guía con mucha armonía y espiritualidad que nos dio tiempo para ir paso a paso imaginando lo que debió ocurrir en este insólito lugar en aquellos tiempos. Luego de la visita guiada nos sentamos a descansar, a disfrutar del aire puro y a contemplar por última vez de unas vistas que quedaran para siempre selladas en nuestra memoria. Lo más impresionante del lugar aparte de la arquitectura es el enclave donde fue construida.
de tener
Después de dos días inolvidables volvimos a Cusco para planificar el próximo destino.

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